Una victoria, sólo eso le hace falta a los Grizzlies para terminar con la serie. Marcadores ajustados en toda la eliminatoria salvo en el tercer cuarto del último partido, en el que Memphis arrolló a San Antonio 30 a 15. De momento sólo dos aspectos importantes del juego van ligados al ganador de cada partido: asistencias y porcentaje de acierto en triples. El que más reparte gana el partido. El que mejor puntería tiene desde larga distancia gana el partido. Este segundo apartado del juego parece especialmente importante para San Antonio. Lanza más triples que Memphis. El 22% de sus ataques en la serie han terminado en triple lanzado, por sólo el 15% por los Grizzlies.
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El pasado no cuenta.
Nada menos que 15 victorias separaron a Spurs y Grizzlies en la Regular Season, un 74,4% de victorias tenían los de Texas por sólo un 56.1% de victorias por los de Tennesse. Papel mojado hoy en día.
Los datos objetivos enfrentan a tetracampeones de la NBA contra novatos de playoffs. De nada sirve el pasado cuando la bola se pone en juego.
Además, este es un año propicio para Spurs. Año impar, sinónimo de título en su historia reciente. Campeones en 1999, 2003, 2005 y 2007. Hoy, para Marc y compañía, no son más que banderas en el techo que decoran la historia.
Esta noche la ciudad de San Antonio acoge el quinto partido de la serie. En Regular Season los Spurs ganaron el 90% de sus partidos en el AT&T Center. En esta serie Memphis ya ha ganado uno y ha perdido otro en esa cancha. La estadística, si fuera una ciencia cierta, deja bien claro que Memphis debería perder sus próximos ocho partidos en la casa de Duncan, Ginobili y Parker.
Para eso están las estadísticas, para romperlas. Y para eso está la historia, para escribirla.
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